domingo, 1 de noviembre de 2009

La Mancha






Allí estaba, abría los ojos, me movía y ella lo hacía conmigo, primero como una imagen imperceptible, a veces como una sombra escurridiza. Algunas veces despertaba y…, nada, se había ido, me sentía a salvo, abría los brazos, los dioses estaban conmigo. Aunque eso duraba muy poco, un pequeño punto en la pared me hacía sospechar, me volvía a mirarla y si..., era más grande, el corazón me latía fuerte, no..., de nuevo..., ahí estaba.

Al mundo me mostraba como una persona respetable, de buenos sentimientos, galardonada en el pueblo, utilizada como modelo en la educación de los niños.

De pronto empezó a aparecer más seguido (todas las mañanas en el espejo, al lavarme los dientes) en el trabajo, en el bus, en el taxi. Intenté sobreponerme, me tomé mis píldoras relajantes, respiré profundo e intenté hacer mi vida normal, obviarla, total solo yo la veía, pero no pude, en mi desesperación esa noche llegué al hospital, trabajaba allí, conocía los pasillos, los códigos y me refugié en esa sala de preparaciones, todo blanco, impecable..., ni una sola sombra.

Ahí en ese mundo inmaculado, pensaba que el cerco era cada vez más estrecho, que estaba contra el reloj, pero que aún tenía tiempo,…y si hablaba?, me confesaba…por ejemplo (bueno, había que ser cristiana y creer en la redención de los pecados) así a lo mejor desaparecería y dejaba de atormentarme.

De pronto por una minúscula rendija vi como una pequeña mancha se deslizaba y avanzaba hasta mí sin poder impedirlo, sabía que si me tocaba estaría perdida, hasta ahora se había mantenido distante, nunca había osado entrar en mi santuario.

Con el corazón retumbando en mi pecho subí a la silla, ella avanzaba, luego al mesón, Me encaramé por las estanterías, de pronto tropecé y caí al suelo con un estruendo de vidrios, ella me fue cubriendo, paralizada de pánico no podía gritar, al llegar a mi cuello ya no supe nada más.

A la mañana siguiente salió publicado en el periódico del pueblo “Honorable Doctora muere en su laboratorio trabajando”. Nadie dijo nada del extraño color verdoso con el que estaba cubierto el cadáver y el forense explicó que era por la mezcla de reactivos al caerse de las estanterías, pero ese Color…..esa mancha la empezó a ver seguido, demasiado seguido.


Viviana Medina

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