viernes, 12 de marzo de 2010

El mago

Hace algunos años, mientras en mi oficina revisaba papeles, cartas, mensajes y otros documentos a los cuales había que darles una solución, mi secretaria entró a la oficina y me dijo;

-Acaba de llegar un señor que no se identifica e insiste en hablar con Ud., ¿lo hago pasar?

Como primer impulso fue darle una respuesta negativa, pero tras unos segundos reaccioné pensando en librarme momentáneamente de los enredos que tenía con ese cerro de documentos y acepté la visita de ese inesperado personaje, quien me saludó con un

-Muy buenos días señor

Frase muy bien pronunciada y sin acento nacional alguno pero con un énfasis más bien humilde, de acuerdo con su aspecto personal.

- Bienvenido , ¿en que le podemos servir?

- Antes que nada me presento; YO SOY MAGO, y como tal, vengo a ofrecerle mis servicios

Esa vez su tono no fue de humildad ni tampoco de arrogancia sino que reflejaba convencimiento y seguridad.

Esta extraña presentación me desconcertó y le informé que no veía en que podríamos atenderle. De inmediato , y siempre en forma muy respetuosa me concretó la oferta de sus servicios.

- Tengo entendido que las empresas de su magnitud cada cierto tiempo hacen reuniones con sus clientes y distribuidores para presentarles sus nuevos productos y tarifas, ocasiones en las que es conveniente amenizar el acto con algo novedoso fuera de lo común. Para esa ocasión, un pequeño show de magia será de gran ayuda.

No obstante lo curioso de ese ofrecimiento, yo no estaba muy convencido , entonces este mago me hizo la siguiente oferta :

- Si Ud. lo estima conveniente, reúna por unos minutos su personal esta tarde al término de la jornada y yo le haré una presentación de magia sin costo ni compromiso para Ud., momento en el que podrá apreciar mi actuación.

Mas que nada por la influencia de mi subconsciente que me incitaba a olvidar aquel montón de documentos que tenía que estudiar y solucionar, y considerando la oferta sin compromiso, la acepté.

Esa tarde, parte del personal administrativo lleno de curiosidad concurrió a la cita a la sala de conferencias.

- Muy buenas tardes estimadas damas y respetados caballeros; vengo de un país muy al norte a ofrecerle unos minutos de sana y mágica distracción. Como responsable Mago inicio mi presentación solicitando que una de las damas tome varios sobres, escriba el nombre de algunas personas presentes que coloquen dentro un objeto personal de cada una y cerrarlo. Todo esto fuera del alcance de mis ojos y oídos. Para lo cual solicito guardar un prudente silencio y que mis ojos sean y permanezcan vendados. Posteriormente yo recibiré un sobre cerrado cada vez e informaré el nombre escrito sin verlo y su contenido sin abrirlo.

Efectivamente siempre con los ojos vendados recibió el primer sobre, lo palpó y se lo mostró detenidamente a la concurrencia durante algunos minutos para que todos vieran los nombres escritos en ellos . Posteriormente repitió la muestra solo a un sector de los empleados deteniéndose finalmente frente a uno de ellos siempre mostrándole el sobre dando su nombre y solicitándole si efectivamente ese era el suyo, lo que la persona confirmó. En seguida le pidió que recuerde mentalmente que objeto colocó en el sobre . Acto seguido, el Mago informa que se trata de las llaves del primer cajón de su escritorio.

Esas mismas circunstancias se repitieron con otro de los presentes donde determinó el nombre de la persona y el contenido del sobre que esa vez se trataba de una tarjeta de una empresa distribuidora de nuestros productos. Así mismo repitió estos aciertos a los nombres y contenidos de otros casos

Finalmente siguiendo el mismo proceso anterior se detuvo ante mi, siempre mostrándome el sobre que me pertenecía, dijo mi nombre indicando que el contenido se trataba de mi cédula de identidad con su correspondiente número . Además me solicitaba autorización para dar a conocer mi fecha de nacimiento a lo cual por supuesto accedí comprobándose su acierto.

Ante tan convincentes actos y varios otros no me quedó otra alternativa que contratarlo para una presentación ante una gran reunión que nuestra empresa tenía anteriormente programada en un salón de un hotel capitalino con todos nuestros distribuidores, la que fue todo un éxito gracias a sus variadas actuaciones mágicas, entre las que se contaban además de las ya relatadas otras que se describen a continuación;

A uno de los presentes el Mago solicitó escribir y llenar un gran pizarrón con números diferentes o repetidos hasta con tres dígitos cada uno en el más completo desorden, mientras él mantenía sus ojos vendados. A continuación se sacó la venda de sus ojos y miró el pizarrón durante unos treinta segundos. Después le dio la espalda al pizarrón y sin mirarlo empezó a repetir todos los números en el mismo orden escrito sin equivocarse . Luego preguntó si deseábamos que lo hiciera en orden inverso , lo que aceptamos y cumplió sin ningún error.

Otra actuación impresionante fue cuando anunció que iba a tratar de mover la maqueta de un avión que formaba parte del adorno a la presentación a nuestros distribuidores. Eso sí que advirtió que no estaba muy seguro de que le resultara. Se distanció de la maqueta a unos tres o cuatro metros y mirándola fijamente durante un minuto el avioncito empezó a temblar en forma espectacular.

Durante un tiempo he estado pensando cuales eran sus trucos, los que a la fecha he tenido que descartar y aceptar que este personaje era poseedor de extraordinarias dotes mentales.

Días después al despedirme, pagarle y felicitarle por su actuación le hice presente medio en broma, lo peligroso que era conversar con él, porque tenía el poder de leerle a uno la mente, y me respondió :

- Los Verdaderos Magos tenemos nuestro código de ética, y no nos aprovechamos en forma indebida de nuestras capacidades.

Acto seguido, se despidió y desapareció.


Carlos Guerra-2008

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