Microcuentos I
Un día de invierno, entre la clase de Cálculo Infinitesimal y la de Física Vectorial, el joven estudiante de ingeniería hizo “click” y se convirtió en el Hombre Vector. Decía tener magnitud, dirección y sentido. Poco le valió su nueva abstracción existencial para cruzar la Alameda, pues una micro multiplicó por cero su dinámica existencia.
El Divino Anticristo predicaba a los cuatro vientos su apocalíptica doctrina hasta que cuatro jinetes en riguroso blanco descendieron de un furgón y se lo llevaron al purgatorio.
Santiago 2110, año del Tricentenario, ciudad de mutantes ojerosos, piel transparente por el eterno cielo marrón y con enormes pulmones para capturar las escasas partículas de oxigeno en una atmósfera cargada de hollín.
“Mi amor, eres única en mi vida” – decía el joven mientras la abrazaba y besaba con un ojo cerrado y el otro abierto oteando el horizonte del parque.
Chile 2310, celebramos los 500 años de independencia nacional y el candidato presidencial promete una mejor educación para los jóvenes, mejores oportunidades de trabajo para los adultos, salud gratis para los ancianos y un país desarrollado en cuatro años más para todos los chilenos.
Jorge Blanche - 2010
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